Tratamiento del envejecimiento cutáneo mediante bioestimulación con factores de crecimiento autógenos
La medicina antivejecimiento ha cobrado auge, tanto por su continente (denominación y divulgación) como por su contenido (procedimientos diagnósticos, preventivos y terapéuticos).
Hoy todos entendemos que la medicina antienvejecimiento pretende mejorar la calidad de vida durante el proceso fisiológico del envejecimiento, considerando todos sus aspectos, incluso los puramente cosméticos del envejecimiento cutáneo.
Numerosos avances tecnológicos (el láser, la luz intensa pulsada, la radiofrequancia, etc.) han posibilitado nuevos abordajes del envejecimiento cutáneo.
En los últimos años se han comunicado numerosos tratamientos con plasma rico en plaquetas (PRP) y factores de crecimiento (FC) autógenos.
El procedimiento consiste en procesar sangre del paciente para obtener plasma rico en proteínas (factores de crecimiento) que se coloca en la zona por tratar. A los 7 días, la cantidad de células que actúan en la herida es 4 veces superior a la que actuaría con el procedimiento normal.
Factores de crecimiento. Rejuvenecimiento facial
Su aplicación con la técnica de mesoterapia también ha demostrado ser muy beneficiosa. La mesoterapia ocupa un lugar destacado en el arsenal de las terapias preventivas del envejecimiento facial.
Consiste en la aplicación de múltiples microinyecciones en la dermis lo cual nos permite salvar la barrera córnea cutánea.
Puesto que una de las más importantes manifestaciones del envejecimiento cutáneo es la aparición de las arrugas, la aplicación mediante mesoterapia de factores de crecimiento solos o combinados con otros fármacos nos permitiría aportar principios activos que activan la regeneración celular de la piel -especialmente de queratinocitos de la capa basal y fibroblastos – y estimulan la producción de glicosaminoglicanos, fibras colágenas y elásticas necesarias para sustituir las estructuras alteradas.
En resumen, podemos decir que los factores de crecimiento FCE regulan la remodelación de la epidermis y de la dermis y tienen una profunda influencia sobre la apariencia y textura de la piel. Se ha comprobado que la aplicación tópica, o la inyección subcutánea de FCE produce fuertes cambios sobre la piel envejecida: restaura la vitalidad cutánea, aumenta su grosor, recupera la consistencia elástica, mejora la afluencia vascular, estimulando las secreciones e incrementando la tesura y apariencia de la piel. Por otra parte, el engrosamiento nunca sobrepasó los límites normales de la piel jóven, lo que demuestra su carácter regulador.
El uso de PRP nos permite, por lo tanto, un tratamiento con tejidos del propio paciente (sangre centrifugada) prácticamente exebto de riesgos y que puede ser realizado, en la mayoría de los casos, de forma ambulatoria